Muchos padres piensan que si su hijo tiene dificultades en la lectura o la escritura, si no pronuncian correctamente algún fonema, si tiene dificultades en la deglución, si se queda ronco o sin voz habitualmente, entre otras alteraciones, se solucionaría con el tiempo, o cómo suelen decir en los colegios:
- ¡AÚN ES PRONTO!
- ¡TODOS LOS NIÑOS A SU EDAD LO HACEN!
- NO SE PREOCUPEN QUE YA HABLARÁ.
- CON CARAMELOS DE MENTA SE HIDRATA LA GARGANTA.
Todas estas afirmaciones son FALSAS.
Las familias deben saber que una intervención precoz facilita mucho la pronta recuperación de su hijo. Y cuánto antes se acuda al especialista, en este caso al logopeda, mejor sería su resultado y evitaríamos enfrentarnos a manías que cuestan mucho corregir una vez automatizadas, a malos resultados en el colegio, etc.
Por lo tanto, si notamos en nuestro hijo o en nosotros mismos algo alarmante, no dudemos en acudir al logopeda, y él será quién le informe, sin ningún compromiso, si necesita tratamiento o no es conveniente.